Y tú ¿tomas agua filtrada o purificada?
Te lo preguntamos porque…
Claro que el agua es vida, pero ¡cuidado!
No toda el agua es igual de benéfica para tu salud.
Por ejemplo, el agua que obtienes al abrir tu grifo procede de ríos, lagos y aguas subterráneas.
Esta agua es conducida mediante tuberías hacia plantas, donde se le trata para hacerla potable.
Sin embargo, a causa del desgaste en la infraestructura de abastecimiento de agua en el país, la realidad es que el agua del grifo es de baja calidad.
Por eso, procesos como la filtración y purificación adquieren una gran importancia para tu bienestar y el de tus seres queridos.
Y en esta ocasión te revelaremos todo sobre el agua filtrada y purificada, para que puedas distinguirlas y tomar la mejor decisión.
El agua filtrada es aquella que ha pasado por un proceso de separación de materias suspendidas.
¿Cómo se logra esto?
Se consigue a través de una barrera que atrapa las partículas e impurezas más grandes presentes en el agua.
El método más utilizado para filtrar el agua es el de absorción, para el cual se suele emplear carbón vegetal porque su porosidad es muy útil para atrapar los contaminantes.
Con la filtración se elimina arena, insectos y tierra.
También es posible filtrar los químicos utilizados para hacer potable el agua, incluyendo el cloro y disolventes industriales.
Pero, ojo, la sola filtración no es eficaz para erradicar todas las bacterias, virus y mucho menos partículas como los microplásticos.
Para esto se necesita un proceso completo que elimine todas las impurezas, incluso las más pequeñas.
¡Esto solo se consigue con la purificación!
Pues la filtración es solo un proceso primario para descontaminar el agua.
Mientras que la purificación es un tratamiento completo, compuesto por varios procesos.
La ósmosis inversa es uno de los métodos más efectivos para eliminar todas las partículas no deseadas en el agua de la llave.
¿En qué consiste la ósmosis inversa?
En un proceso que se vale de una membrana y del uso de presión, para poder separar el agua pura de un líquido de menor calidad.
Y su eficacia se ve potenciada al incluir prefiltros o filtración con carbón activado.
De hecho, el proceso de purificación con un sistema de ósmosis inversa comienza con un prefiltrado, en el que se erradican las partículas grandes, incluyendo polvo y sedimentos de gran tamaño.
Posteriormente, el agua pasa a un prefiltro de carbón activado que erradica el cloro y los componentes orgánicos del agua.
Igualmente, se utiliza un filtro de carbón para retener las partículas de gran tamaño y pasar a la membrana de ósmosis inversa, que deja pasar SOLO las moléculas de agua.
Así, con la purificación de ósmosis inversa se consigue eliminar materia orgánica, residuos químicos, metales pesados, bacterias, virus, pesticidas, microplásticos y todo lo que afecta la calidad del agua.
Y esto es posible gracias al nivel de alcance, puesto que los poros de la membrana de ósmosis inversa tienen un tamaño de 1 nm, garantizando un proceso confiable en el que se erradica hasta el 99% de las partículas inorgánicas.
El resultado final de la purificación es agua pura y fresca, sin olores y sabores desagradables.
Además, existen sistemas de purificación de ósmosis inversa que sí dejan pasar los minerales esenciales, para que tengas lo mejor del agua para tu bienestar.
¿Ya comenzaste a ver tu vaso de agua filtrada desde un ángulo diferente?
Recuerda que es diferente tomar agua filtrada y agua purificada.
Aún más, se puede concluir que el agua filtrada no está purificada.
En cambio, el agua purificada sí ha sido filtrada y te brinda la mayor calidad.
Ahora que conoces todo esto, está en tus manos elegir lo mejor.