Muchas veces te hablamos sobre sustentabilidad.
Entendiendo este vital concepto como:
“Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes, sin comprometer las posibilidades de las generaciones del futuro”, según la definición dada por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo de la ONU en 1987.
Pero…
¿Te has preguntado qué significa esto para un niño?
Y, más aún, ¿por qué las acciones sostenibles que tomamos ahora recaen directamente en su porvenir?
La realidad es que, todos, en mayor o menor medida, somos responsables del impacto ambiental, incluso aunque no nos demos cuenta de ello.
Día a día, todos hacemos uso, de una u otra forma, de los recursos naturales.
Principalmente a través de los diferentes productos y servicios que utilizamos, cuya fabricación u operación tiene un determinado impacto ambiental.
Porque, si bien actuamos como si todos los recursos que nos brinda nuestra madre naturaleza fueran inagotables.
NO es así.
Y estamos llevándola al límite, consumiendo actualmente los recursos de 1.7 planetas.
Esto está sucediendo con el agua, el cuál es un líquido vital del que dependen los ecosistemas naturales, los seres vivos y nuestro desarrollo.
¡Todos llevamos a cuestas una huella hídrica y es esencial tomar consciencia de ella cuanto antes!
Pero ¿Qué es la huella hídrica?
Es un indicador del agua total que utilizamos por nuestros hábitos de consumo.
Y es relevante porque, aunque el 70% de nuestro planeta está compuesto por agua, solo tenemos disponible para nuestro consumo un porcentaje inferior al 1%.
¿Te preguntas qué sucede con el resto de agua del planeta? La respuesta es que: de ese 70%, el 97.5% es agua salada y únicamente el 2.5% es dulce.
Y de este 2.5% de agua dulce, el 70% son glaciares, nieve o hielo y el 30% son aguas subterráneas.
Esto nos deja con solo 0,025% de agua disponible para consumo humano.
¡Muy poco! Y todavía muchas veces se desperdicia, se tienen hábitos ineficientes o se adquieren productos que tienen mayor huella hídrica.
¿A qué nos referimos?
Detrás de los productos y servicios que utilizamos se encuentra el agua virtual, que corresponde a los litros de agua necesarios para producirlos.
Esto incluye la ropa fast fashion, que cada vez tiene más adeptos; comprar alimentos perecederos importados; beber agua embotellada, etcétera.
A nivel global, la huella hídrica promedio de México es de 1,978 metros cúbicos por habitante al año.
Mientras que el promedio mundial es de 1,385 metros cúbicos por habitante al año.
Para ayudar a tomar consciencia sobre el impacto de la huella hídrica que cada uno tenemos, el equipo de Alxedo visitó a los alumnos de cuarto y quinto grado de Rootland School, en la Ciudad de México.
Les hablamos sobre el agua virtual que implican sus artículos escolares cotidianos, como sus cuadernos, plumas y juegos geométricos.
Calcularon la huella hídrica de los productos que utilizan.
Descubrieron que se necesitan 10 litros de agua para hacer una sola hoja de papel y 91 litros para producir 500 gramos de plástico.
¡La diversión no faltó! Recibieron un termo Alxedo que podrán llevar consigo a todas partes y dibujaron sobre ellos, dejando volar su creatividad.
Los niños se divirtieron y aprendieron. Y nosotros también aprendimos mucho de ellos.
Sobre todo, pudimos constatar en carne propia su conocimiento sobre el cuidado ambiental.
Son muy jóvenes, pero entienden la importancia de cuidar nuestro único hogar.
Lo mejor de todo es que estos niños comparten su entusiasmo y aprendizaje ambiental con sus padres, convirtiéndose en un poderoso antídoto contra la indiferencia e inacción que prevalece en los adultos.
Sí, los niños pueden enseñarnos mucho sobre sustentabilidad y, sin duda, son los agentes de cambio que se encargarán de crear un futuro mejor.
Por eso, te pedimos que actúes con la naturaleza como un niño: con respeto y cuidado.
Muchas gracias a Rootland School por permitirnos vivir esta enriquecedora experiencia.