¿Estás por darle clic a tu nuevo outfit de moda? Piensa dos veces antes de darle comprar.
¿Por qué lo decimos? Lo decimos sobre todo si la tienda en línea en la que estás comprando es una alternativa sustentable o es una más de las marcas de Fast Fashion.
Pero ¿De dónde viene el término fast fashion?
El término literalmente se traduce como moda rápida, que se refiere a ropa que se manufactura y es vendida a bajo precio para que las personas compren ropa nueva frecuentemente.
El concepto de este tipo de moda surge para dar alcance a más personas a prendas que están en tendencia y que son presentadas en la semana de la moda. Podríamos parecer que es buena idea, sin embargo, todo lo que implica este tipo de moda es lo que está causando un grave problema en el medio ambiente.
¿Qué impacto tiene el fast fashion?
El impacto que ya de por sí la industria textil es uno de los más grandes a nivel mundial, siendo el segundo contaminante más grande, de acuerdo con un informe de la conferencia de la ONU sobre el Comercio y Desarrollo.
Y, ahora, con este tipo de modalidades en la industria, además de que las personas que trabajan para fabricar esta ropa lo hacen en situaciones deplorables, malos salarios, situaciones poco higiénicas, turnos de trabajo que sobrepasan la capacidad humana, no tienen contrato laboral, entre otras situaciones.
El resultado de este tipo de moda tiene un efecto negativo en el medio ambiente, pero en este momento hablaremos especial de lo que sucede con el agua.
Impacto en el agua y contaminación
El impacto de esta industria se da en todas las etapas del proceso, desde la obtención de materias primas, la producción, transporte, almacenaje, uso de las prendas, hasta que se desechan.
El desperdicio del agua del que estamos hablando se refiere a lo que se le denomina agua virtual, que es la cantidad de agua que implica de forma directa o indirecta la fabricación de una prenda.
Algunos ejemplos son los pantalones de mezclilla, que involucran 7500 litros aproximadamente, unos tenis, 4400 litros, un traje de lana de 4000-5500 litros de agua, entre otros.
De hecho, la industria de la moda es responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel mundial, y responsable del 8% de los gases de efecto invernadero.
Además de lo anterior, esta fabricación también tienes otras consecuencias en el agua como son los químicos y colorantes con los que están hechas y los cuales terminan en los océanos cuando son desechadas las prendas, contaminando el agua y la tierra.
Además, según estudios de la Universidad de California, 1.7 gramos de microfibras textiles, mejor conocidos como microplásticos en cada lavado, terminan en ríos, lagos y océanos.
¿Cuál es la solución?
Sí, adivinaste, la primera sería no darle clic al botón de compra de la tienda fast fashion, pero también aprender nuevos hábitos de compra que sean más amigables con el ambiente, y optar por prendas de calidad y que duren por largo tiempo.
Elegir este tipo de modelo, ayuda a disminuir el impacto ambiental porque propone un modelo de economía circular dónde se busca utilizar materiales que no contaminen, se promueva el reciclaje y sea haga conciencia de cuidar del planeta y de sus habitantes.
Aunque pareciera una labor lejana, está en cada uno de nosotros como consumidores el poder de compra, y optar por alternativas que cuiden de nuestro hogar, el planeta Tierra.